Consejos
Cuanto mayor sea vuestro conocimiento y autonomía en el manejo de la diabetes, menor será vuestra dependencia de los profesionales sanitarios y el sistema de salud. Ser proactivos para aprender sobre diabetes, mantener la calma, preguntar y compartir la responsabilidad os ayudará a manejar el peso de la diabetes.
Los hermanos de los niños con diabetes pueden pensar que son invisibles y, en ocasiones, sentirse solos y abandonados ante el estrés del diagnóstico, las exigencias del tratamiento, etc. Te damos algunos consejos para atender a su estabilidad emocional.
Dialogar y escuchar a nuestros hijos y conocer sus preocupaciones sobre su sexualidad les ayuda a prepararlos a ser responsables cuando sean activos sexualmente.
Una separación implica un profundo impacto emocional en los hijos por muy “bien que se haga”. El mal control de la diabetes puede ser una llamada de socorro del niño, una forma de alertar y comunicar que, más allá de la diabetes, algo no funciona.
En ocasiones, al llegar a la adolescencia, el niño que llevaba “bien” su diabetes ha dado paso a otro que se muestra rebelde, abandona la dieta y se olvida de lo que ya sabía.
Pasar del control al apoyo manteniendo cierta supervisión puede ayudarle a trabajar su autonomía y conseguir que lleve un mejor control.
Atender a las emociones de los hijos es fundamental en los primeros años de la vida del niño, porque garantiza su futuro desarrollo social y una buena calidad de vida. Descubre cómo trabajar durante estos primeros años habilidades como el control de las conductas impulsivas, la empatía, la motivación, el respeto y la colaboración.
Reforzar positivamente a un adolescente cuando se comporta como esperamos puede aumentar su motivación y ayudarle a llevar un buen control de la diabetes. Nuestra conducta como padres y educadores es clave para aumentar su autoestima, el deseo del éxito y evitar la sensación de fracaso.
Vivir con diabetes es tarea complicada para los niños y para los padres. Te damos algunas claves para aprender a manejar adecuadamente la ansiedad y demás emociones que pueden aparer en la convivencia con la diabetes.
Algunas estrategias útiles para atenuar la angustia que provocan los pinchazos diarios tanto a los niños como a los padres.
“¿Estás alto?” es casi siempre la pregunta estrella. Sin embargo, debemos recordar que el niño es siempre más importante que el control de la diabetes.
Entre los 4 y los 6 años, los niños se hacen menos obstinados y aumentan su capacidad de razonamiento, imaginación y comprensión verbal. Es el momento de implicarles, poco a poco, en una pequeña parte del manejo de su diabetes, sin forzar, respetando su ritmo.
De los 0 a los 4 años, los niños no respondes a razonamientos, pero sí a los estímulos afectivos, y tienden a imitar comportamientos. La actitud, la gestión de las emociones y las estrategias educativas de los padres pueden ayudar a los niños a sobrellevar mejor la diabetes.