Cómo implicar al niño en el manejo de la enfermedad: ni sobreproteger ni malcriar

Entre los 4 y los 6 años, los niños se hacen menos obstinados y aumentan su capacidad de razonamiento, imaginación y comprensión verbal. Es el momento de implicarles, poco a poco, en una pequeña parte del manejo de su diabetes, sin forzar, respetando su ritmo.

• Los niños con diabetes pueden sentirse diferentes: los otros no se pinchan, comen chucherías, no van al hospital con frecuencia… Es momento de ayudarles a expresar sus emociones e ideas sobre la diabetes, para detectar pronto los posibles sentimientos de inferioridad, enfado o agresividad. Esto no quiere decir que les forcemos a hablar de la enfermedad, ni que estemos todo el tiempo haciéndolo nosotros. Basta con escucharlos cuando quieren hablar de ello.
   
• La diabetes va a influir en su vida diaria y sin duda también en su equilibrio emocional. Debemos recordar siempre que el niño elaborará su percepción de la diabetes observando el comportamiento de sus padres. Esto nos obliga a ser positivos y a comportarnos con serenidad.
   
• Es importante aceptar al niño, aceptar la diabetes, enseñarle y guiarle, de la misma forma que lo haríamos si éste no tuviese diabetes. 
   
• No debemos sobreproteger ni malcriar. El niño con diabetes necesita límites, como todos los niños. Debemos tener claro que la lástima de los demás no tiene que afectar su comportamiento. Y si el niño se niega a algo del tratamiento, no debemos renunciar a hacerlo porque a él le desagrade.
   
• Hay una pregunta que angustia siempre a los padres: ¿Cuándo me voy a curar? Es importante no engañar al niño, pero tampoco hay que dar excesivas explicaciones. El niño tiene una imagen de la enfermedad muy simple.

Siempre conviene hacer hincapié en que, a pesar de su diabetes, el niño podrá hacer prácticamente todo lo que quiera.