Rincón de madres y padres
La Policia Municipal de Gavà ha eliminado la exclusión por diabetes en su nueva convocatoria de plazas. La buena predisposición del cuerpo y del Ayuntamiento, el apoyo del sindicato SPL-CME y la lucha de una familia han sido la clave del éxito.
"Me gustaría que los niños vieran la diabetes tipo 1 de forma diferente". Desde su diagnóstico con 8 años, Mireia, amante del canto y del baile, ha encontrado en la enfermedad una oportunidad para vivir más saludablemente.
El lunes de Pascua, en pleno confinamiento por la COVID-19, a Eloi, de 3 años, le diagnosticaron diabetes tipo 1. ¿Cómo lo vivieron sus padres? Esta es su experiencia.
Raúl tiene diabetes desde hace dos años, pero esto no le ha impedido continuar practicando su afición favorita: el baile de salón.
Rubén, maestro de Educación Primaria, nos cuenta cómo se ha sentido y qué ha hecho tras la incorporación al aula de un niño con diabetes tipo 1.
El equipo de voluntarios de debuts del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona se puso en marcha gracias a la iniciativa de una madre de una paciente con diabetes tipo 1. Éste es su testimonio.
Las colonias para niños y jóvenes con diabetes les aportan un sinfín de experiencias únicas que les hacen más autónomos y competentes con la enfermedad.
Para Aleix, un niño sano y deportista, supuso un shock ser diagnosticado de una diabetes mellitus tipo 1. Levantar el ánimo de Aleix y demostrarle que la vida no acababa ahí fue un trabajo muy duro. Hoy día Aleix ya aguanta un partido de fútbol entero y no pierde ni las fuerzas, ni las ganas, ni el empuje. Solo puedo decir que mi hijo es mi héroe.
En la escuela de nuestra hija Queralt propusieron hacer un trabajo sobre la nieve, que comportaba pasar unos días esquiando sin la familia, sólo con sus compañeros de clase y el profesorado. En aquel momento, como padres de una niña con DM1, se nos cayó el mundo encima. El primer pensamiento fue: “Mejor que lo haga desde la escuela”.
El hecho que nuestra hija tenga diabetes ha supuesto un trato con maestros, profesores y monitores mucho más estrecho del que se tiene en situaciones habituales. La mayoría de las veces encontré detrás de estos profesionales a personas fantásticas que tuve la oportunidad de conocer mejor.
Quizá tu familia y tus amigos no entiendan lo que necesitas. Pero no estás solo/a. Busca la empatía de la gente, ésta existe. Juntos podemos conseguir muchas cosas que mejoren la calidad de vida de nuestros dulces guerreros.
Todos sabemos los miedos que nos genera tener a nuestros hijos con diabetes en el colegio durante 8 horas diarias. Quiero contaros mi experiencia personal sobre cómo resolver esta angustia ayudándonos de algo tan ususal hoy en día como un móvil y, por supuesto, de la colaboración inestimable del profesor/ora y del monitor/a del comedor.
Me doy cuenta de que he pasado por varias etapas a la hora de hablar de este tema con “los otros”. Al inicio a menudo hablaba de diabetes con casi todo el mundo, pero ahora prefiero hablar de diabetes con gente que sabe de qué estoy hablando.
“¡Què ilusión! ¡Todavía hay esperanza! ¡A lo mejor le pueden salvar estas células que quedan vivas!”, pensé.
No sucede un día concreto, pero llega un momento en que sabes perfectamente que este tiempo de esperanza maravilloso se ha acabado.
Hace casi 5 años del debut de mi hijo. Nuestro paso por el hospital no debió ser muy diferente al de otras familias que han pasado por esto. Aquella sensación de entrar sano y salir enfermo para toda la vida, al revés de lo que suele pasar.