"Cuando bailo siento una alegría impresionante"
Raúl, desde hace dos años, convive con la diabetes. Tenía ocho años cuando se la diagnosticaron y aunque tanto él como su madre tuvieron un gran disgusto, ahora ya la diabetes se ha integrado en su día a día. Las lágrimas iniciales ya han dado paso a la responsabilidad y a la madurez.
Tanto es así que para poder practicar su afición favorita, Raúl debe llevar un estricto control de la diabetes. El chico practica bailes de salón dos veces a la semana durante una hora y media. Se entrena en salsa, bachata, rumba, vals, chachachá y tango.
El gusto por esta disciplina ha llegado después de sesiones de tarde ante la televisión viendo concursos de bailes de salón. Pero la pasión por el baile viene de lejos, Raúl baila desde los cinco años desde hip-hop hasta baile moderno.
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“Cuando bailo siento una alegría impresionante, me olvido de todo y sólo pienso en disfrutar”
Raúl incluso ha estado federado y ha participado en diferentes concursos. Pero a pesar de la edad y la pasión, sabe que debe tener la diabetes bien controlada, por eso se hace controles de azúcar antes, durante y después del entrenamiento. Si ve que hay que complementarlo con algún pequeño snack antes de la clase o hay que pincharse insulina durante la sesión, Raúl lo hace sin complejos. Su entorno está informado sobre su enfermedad y acepta e, incluso, asume con naturalidad toda la casuística propia de la diabetes.
“Mi pareja de baile me ayuda a controlarme y hasta me recuerda que tengo que hacer el control”
Pero el baile no es la única pasión de Raúl. De hecho, tampoco piensa en dedicarse profesionalmente a bailar. Quiere formarse en alguna profesión relacionada con las nuevas tecnologías. De hecho, Raúl confiesa que la diabetes no le impide practicar sus aficiones (nadar, ir en bicicleta, jugar a las consolas, pescar, leer...) y que también le ha aportado grandes valores.
Vivir intensamente como cualquier niño es lo que hace Raúl y como todo niño o niña de su edad sonríe pensando en sus recientes primeras colonias que, como todo niño, presume de haber disfrutado lejos de padres y madres...
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