Rincón de madres y padres
El lunes de Pascua, en pleno confinamiento por la COVID-19, a Eloi, de 3 años, le diagnosticaron diabetes tipo 1. ¿Cómo lo vivieron sus padres? Esta es su experiencia.
Raúl tiene diabetes desde hace dos años, pero esto no le ha impedido continuar practicando su afición favorita: el baile de salón.
Rubén, maestro de Educación Primaria, nos cuenta cómo se ha sentido y qué ha hecho tras la incorporación al aula de un niño con diabetes tipo 1.
El equipo de voluntarios de debuts del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona se puso en marcha gracias a la iniciativa de una madre de una paciente con diabetes tipo 1. Éste es su testimonio.
El hecho que nuestra hija tenga diabetes ha supuesto un trato con maestros, profesores y monitores mucho más estrecho del que se tiene en situaciones habituales. La mayoría de las veces encontré detrás de estos profesionales a personas fantásticas que tuve la oportunidad de conocer mejor.
Quizá tu familia y tus amigos no entiendan lo que necesitas. Pero no estás solo/a. Busca la empatía de la gente, ésta existe. Juntos podemos conseguir muchas cosas que mejoren la calidad de vida de nuestros dulces guerreros.
Todos sabemos los miedos que nos genera tener a nuestros hijos con diabetes en el colegio durante 8 horas diarias. Quiero contaros mi experiencia personal sobre cómo resolver esta angustia ayudándonos de algo tan ususal hoy en día como un móvil y, por supuesto, de la colaboración inestimable del profesor/ora y del monitor/a del comedor.
Me doy cuenta de que he pasado por varias etapas a la hora de hablar de este tema con “los otros”. Al inicio a menudo hablaba de diabetes con casi todo el mundo, pero ahora prefiero hablar de diabetes con gente que sabe de qué estoy hablando.
Otro gran reto, otro gran miedo. ¿Cómo sería pasar tantas horas fuera de casa? ¿Cómo sería estar con personas que no fuéramos nosotros, sus padres o abuelos? ¿Con personas que no saben de diabetes? ¿Cómo podré soportar no ser yo quien controle su diabetes a cada momento?
“¡Què ilusión! ¡Todavía hay esperanza! ¡A lo mejor le pueden salvar estas células que quedan vivas!”, pensé.
No sucede un día concreto, pero llega un momento en que sabes perfectamente que este tiempo de esperanza maravilloso se ha acabado.
La primera vez que escuché esta pregunta de la boca de mi pequeño se me rompió el corazón. No sé si bien o mal, le di una explicación de adulto a un niño de tres años.
Hace casi 5 años del debut de mi hijo. Nuestro paso por el hospital no debió ser muy diferente al de otras familias que han pasado por esto. Aquella sensación de entrar sano y salir enfermo para toda la vida, al revés de lo que suele pasar.
¿Debut…? ¿Qué quiere decir eso…? La historia del debut no es para todos igual, pero seguro que todas tienen varios puntos en común. La de mi pequeño Arnau fue cómo os la cuento.
Nuestra hija María debutó hace dos años, con tres años acabados de cumplir. Todo el mundo tiene fechas señaladas, pero un rasgo común en los padres de niños con diabetes tipo 1 es recordar la fecha del debut, como un antes y un después en sus vidas.