Actividades en familia para reducir el estrés de los niños con diabetes
Cualquier situación que exija cambios puede tener un impacto enorme en los sentimientos de seguridad y confianza de los niños. Así, tu hijo puede sentirse amenazado e impotente ante los cambios que la diabetes impone a su vida.
No obstante, tú puedes ayudarle a responder ante el estrés de forma saludable.
Para empezar, es importante que los niños aprendan a reconocer sus pensamientos y cómo estos tienen que ver con sus emociones y comportamientos. Los pensamientos negativos, exigentes y los que anticipan malos resultados, producen ansiedad. En esta ilustración se ilustra, a modo de ejemplo, esta relación entre pensamientos negativos, emociones y comportamientos:
Para ayudar a los niños que sienten ansiedad ante la diabetes debemos detectar con cuidado y respeto lo que ellos saben y piensan.
Cuatro actividades que pueden ayudar a manejar el estrés asociado a la diabetes
Puedes ayudar a tu hijo a localizar sus pensamientos negativos y exigentes, para que pueda discutirlos, desprenderse de ellos y facilitar que afloren las actitudes positivas realizando en familia las siguientes actividades:
1. Hacer una lista con las características positivas.
Escribir en un papel aquello que se le da bien a tu hijo y luego leerla en voz alta. Después de escucharle puedes incluso añadir alguna cualidad que no haya mencionado.
2. Transformar los pensamientos negativos en positivos.
Señalar aquellas palabras que expresen sentimientos negativos y/o exigencias, anotarlas y cambiarlas por otras más positivas. Por ejemplo:
- No puedo / Muchas veces sí que puedo.
- Quiero que hagas esto / Me gustaría que hicieras esto.
- Siempre llegamos tarde / Alguna vez llegamos tarde.
- Debería hacer / Me gustaría hacer.
- Nunca lo conseguiré / Voy a intentarlo otra vez.
3. Anotar las expresiones negativas más frecuentes.
Tomar una de ellas, escribirla con letra grande, buscar con tu hijo su concepto contrario y recordarle cuando la diga que pruebe a usar la que había elegido como positiva.
Se puede escribir la frase negativa en una cartulina y en otra su contraria, luego tirar a la papelera la negativa y quedarse con la positiva. Después de cierto tiempo de práctica, coger otra frase negativa y repetir el proceso. Este ejercicio tiene como finalidad hacer ver a tu hijo que son sus pensamientos negativos los que le ponen de mal humor, y que puede discutir con ellos. Puedes observar junto a él si sus pensamientos positivos le hacen sentirse mejor. Refuerza su esfuerzo, manifestando alegría, dándole un abrazo, etc.
4. Aprender a expresar gratitud.
Puedes fomentar el pensamiento positivo en tu hijo haciéndole expresar gratitud regularmente. Esto puede ayudar a reducir las perspectivas negativas sobre los acontecimientos en sus vidas. Una práctica común es establecer un tiempo cada semana para que la familia entera exprese gratitud. Cada miembro de la familia puede hablar de lo que esté agradecido esa semana.
Los niños aprenden por observación
Recuerda que los padres son un ejemplo para los hijos. Ante las situaciones estresantes o negativas, es conveniente que los padres den un giro positivo a la situación frente a sus hijos, para que ellos aprendan también.
Resaltar siempre lo bueno y los avances es un cambio de actitud que supone tiempo y paciencia. A medida que vamos avanzando junto al niño, también cambiaremos nuestra propia visión negativa de los acontecimientos estresantes.
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