Hospital Sant Joan de Déu Barcelona

Guía Diabetes tipo 1

Centro para la Innovación de la Diabetes Infantil Sant Joan de Déu

¿Cómo acompañar a los más pequeños en el debut?

¿Cómo acompañar a los más pequeños en el debut?
Edad: 
0 a 5, 6 a 8
Emociones

“Es admirable, se lo ha tomado mejor que yo”, “no quiere hablar de lo que ha pasado”, “se esconde para que no le pinche”, “últimamente se enfada por cualquier motivo”... Éstas son algunas de las reacciones que las familias describen cuando un niño pequeño es diagnosticado con diabetes tipo 1, pero ¿qué hay detrás de estos comportamientos? ¿qué emociones les activan?

¿Cómo piensan los niños y las niñas tras el diagnóstico?

Para intentar entender estos sentimientos conviene reflexionar sobre cómo son sus procesos de pensamiento. Partiendo de la base de que:

  • Cada niño tiene su propia forma de reaccionar.
  • Su respuesta varía según la edad.
  • Los pensamientos de los niños son muy distintos a los de los adultos.

Entenderlos facilitará el dar una respuesta adecuada a sus inquietudes y sus demandas.

Es importante saber que hasta los 6-7 años hay algunos rasgos de personalidad que se hacen más evidentes:

  1. Desconocen el concepto de cronicidad. Para los padres, el factor para siempre es angustiante. Sin embargo, para los niños, el futuro no va más allá de unas pocas semanas. Por eso, no asocian el tener diabetes con el no curarse.
  2. Creen que los hechos son reversibles. Va unido a lo anterior. De hecho, durante el ingreso muchos de ellos suponen que, tras el alta, no necesitarán seguir ningún tratamiento en casa.
  3. Domina el pensamiento egocéntrico. Se trata de una forma de entender el mundo en el que él/ella es el centro. Así, el hospital está para curarle a él, sus padres para quererle a él y el colegio para enseñarle a él. En este sentido, cuando se pregunta por qué ha debutado en diabetes, la respuesta que da puede tener relación consigo mismo: “Estoy en el hospital porque me porté mal”, “tengo diabetes porque comí muchos dulces” … Por ello, conviene desmentírselo.
  4. Tienen un pensamiento mágico. Dentro de esa característica está la convicción de que, si pueden pensarlo, sucederá: "Si me porto bien, ya no tendrán que pincharme".

Herramientas para abordar la situación

En esta edad, los niños muestran muchas dificultades para hablar explícitamente de lo que sienten y piensan. Pero que no hablen de ello no quiere decir que no lo sufran (o que se hayan adaptado).

Para ahondar en sus sentimientos hacia la diabetes se pueden utilizar:

  1. Cuentos en los que puedan reconocer en otro personaje lo que están sintiendo. Por ejemplo: “Había una vez una perrita que se puso malita y le asustaba mucho ir al hospital. Pensaba que allí ponían inyecciones para castigar a los niños… Pero estaba equivocada porque… Sus padres le querían…”.  Por supuesto pueden ser inventados.
  2. Algunos niños se expresan mucho mejor a través del dibujo. En esos casos se les puede pedir: “Dibújame cómo es tu miedo a los pinchazos”. El dibujo en sí importa poco. Tampoco hay que interpretarlo. Se trata de una herramienta que permite hablar con el niño de lo que le está ocurriendo: “Ya veo que es un garabato muy feo y grande. ¿Qué es lo que crees que puede pasar cuando te pongo la insulina?”.
  3. El juego le permite abordar lo que le ocurre de una forma segura. Jugar a médicos, a enfermeros, a padres... nos puede ayudar, tanto a observar lo que sienten como a transmitirles mensajes tranquilizadores.

¿Qué actitud debemos tomar?

Cuando los niños no tienen la seguridad de lo que está ocurriendo (por ejemplo, en el debut en diabetes), miran a sus padres para calibrar la situación.

  • Si perciben que han llorado, su pensamiento posiblemente será: “Qué terrible tiene que ser esto que hace llorar a mis padres”.
  • Si sienten que el adulto está inseguro, en el momento de inyectarle la insulina, el niño también se pondrá nervioso y procurará defenderse.
  • Si perciben calma, serenidad y resolución, su nivel de malestar será mucho menor.

Las 5 claves para acompañarles en el debut

  1. Aunque no lo exprese, desmiéntele que tiene diabetes por haber hecho algo mal.
  2. Más que a nadie, hay que anticiparle lo que va a ir ocurriendo. Saber qué va a ocurrir les ayuda a prepararse.
  3. sincero y conciso en las explicaciones, adaptándolas a su entendimiento.
  4. Pídele que repita lo que le has explicado. Así confirmamos que lo ha entendido.
  5. Lo más importante, transmítele afecto por la palabra y, si lo admite, mediante el contacto físico.

No olvides que los niños y las niñas tienen una gran capacidad de adaptación si se les acompaña en el proceso.

Última modificación: 
03/01/2023