Consejos para abuelos de niños con diabetes tipo 1
Siempre se ha dicho que una de las “obligaciones” de los abuelos es la de proporcionar a los nietos aquellos caprichos que sus padres, por razones obvias, no les dan. La relación que se establece entre nietos y abuelos es muy especial y tiene un talante más afectivo que normativo.
Quien más, quien menos, todos tenemos recuerdos de los guisos de la abuela o de las tardes de domingo en el parque con el abuelo. Estos momentos se deben cultivar con especial mimo y debes esforzarte para que tu nieto o nieta los vaya atesorando. También con el que tiene diabetes.
Entender la diabetes tipo 1
A veces puede ser difícil comprender la patología y tender a compararla con la propia diabetes (si se tiene) o con la de algún conocido (generalmente de tu edad). Como consecuencia de ello, pueden aparecer apreciaciones erróneas sobre lo que supone la diabetes en la vida del niño o la niña (por exceso o por defecto): “Yo tengo diabetes y no pasa nada por saltarse la dieta un día.” “Un vecino se ha quedado casi ciego por la diabetes”.
Es necesario entender que la diabetes tipo 1 es muy diferente de la diabetes tipo 2. Si navegas por esta web te podrás hacer una idea de la que tiene tu nieto o nieta.
Así mismo, puede que te sientas impactado por el hecho de que un niño tan pequeño tenga una patología crónica. Es un error asociar diabetes a invalidez, desgracia permanente o grave peligro. Es lógico que aparezca este fenómeno en el momento del diagnóstico, pero que se mantenga en el tiempo es muy nocivo, ya que puede alterar la relación con tu nieto o nieta.
Cómo puedes ayudar
Cuando se comprueba la carga que soportan los padres, la dedicación que exige el cuidado de la diabetes de un hijo, los abuelos desean ayudar. Eso es muy loable. Sin embargo, el intenso deseo de arrimar el hombro no garantiza que la ayuda sea la adecuada.
Advertir, recomendar, debatir de manera excesivamente persistente, lejos de ayudar, provoca enfrentamientos con los padres (o sea, tu hijo o hija). Si, en general, no existe una manera exclusiva de proceder en la crianza de un hijo, cuando este tiene diabetes, aún menos. Recuerda:
- Tu papel es el de ser el brazo que ejecuta las órdenes del padre y de la madre. Debes entender que los padres son (y deben ser) la cabeza pensante.
- Pide que te expliquen en profundidad qué es la diabetes. Pero que lo hagan de forma dosificada y no en un cursillo intensivo. El exceso de información se te puede atragantar y hacer que te sientas incapaz de gestionarlo todo.
- Es muy importante que aprendas a medir la glucosa y a interpretar someramente los resultados. También a administrar la insulina. Para ello, debes familiarizarte con los dispositivos que tu nieto o nieta utilice.
En todo caso, si no te atreves con esa tarea, puedes ser útil aliviando otras cargas a tu hijo o hija, como llevarle el coche al taller, hacer la compra, etc.
Si eres padre o madre
Puedes ayudar a los abuelos y a las abuelas poniendo en práctica estos consejos:
- Entiende que los abuelos piensen que la diabetes de su nieto es una catástrofe, pero hazles ver que no es tal.
- Haz valer tu criterio de cuidador principal si, por el contrario, los abuelos tienen la imagen de que la diabetes es una enfermedad leve.
- Al pedirles ayuda, comprueba que les has facilitado todas aquellas herramientas y conocimientos que van a necesitar para solventar lo que les pides. Con mucha frecuencia la resistencia que muestran los abuelos y las abuelas a colaborar está estrechamente asociada al temor. Y, como se sabe, cuanto menos se conoce algo, más se puede llegar a temer.
Delegar el cuidado: un ejemplo
Pides a los abuelos que se queden una noche con su nieto o nieta porque queréis salir de fin de semana. Aunque parezca mentira, eso es posible. ¿Qué debes hacer?
- Pregúntales: “Si os dijera exactamente lo que tenéis que hacer, ¿tendríais inconveniente en quedaros con él o ella una noche?”. Si sospechas que es un paso demasiado grande, empieza por compartir con ellos algunas tardes hasta que adquieran más confianza. Es más, puedes ir enseñándoles las destrezas, dejándoles hacer a ellos mientras les supervisas.
- Déjales apuntado por escrito todo lo que puedas prever, así solo quedará lo imprevisto:
- Tabla con valores glucémicos y aquello que deben darle de comer según los resultados.
- Tiras y glucómetro o sistema de monitorización continuo de glucosa (MCG o Flash).
- Lo que deben darle en caso de hipoglucemia.
- Aquello "extra" que le pueden dar como capricho, ejerciendo de abuelos.
- Llama a la hora de cenar y antes de que acuesten a tu hijo o hija, por si tienen dudas (son los momentos en los que más temen equivocarse). Les dará seguridad.
- Avísales de que estarás pegado o pegada al teléfono. Que hagan uso de él ante cualquier duda que les surja.
- Sé benevolente con los errores (o deslices) que puedan cometer. Piensa que, cuanto más seguros se sientan, menos inconvenientes tendrán en repetir la experiencia.
- Agradéceles sinceramente el esfuerzo que realizan y explícales lo que significa para ti su compromiso.
- Si les puedes traer un “detalle” de tu fin de semana, seguro que estarán encantados (y te dirán que no hacía falta).
En resumen
- Si eres padre o madre, pide a los abuelos que traten a tu hijo o hija primero como nieto y luego como nieto con diabetes.
- Si eres abuelo o abuela, trata a tu nieto o nieta como tal y ten presente que, cuanto más sepas sobre su diabetes, más podrás disfrutar de él y, sobre todo, él de ti.
En nombre del niño o niña con diabetes, gracias por vuestro amor y vuestro compromiso.
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