La luna de miel o remisión parcial de la diabetes tipo 1
En diabetes tipo 1 frecuentemente se escucha hablar de la fase de remisión o periodo de luna de miel, que consiste en la disminución de las necesidades de insulina y la facilidad para mantener valores de glucosa dentro de los objetivos.
En el momento del debut o diagnóstico de la diabetes, habitualmente la persona presenta signos o síntomas como beber mucha agua, tener la necesidad de ir al baño muchas veces al día (incluso por la noche), perder peso, sentirse cansado y con sueño.
Todos estos síntomas son debidos a unos niveles elevados de glucosa en la sangre por falta de insulina en el organismo. Por lo que a partir de ese momento será necesaria la administración de insulina, varias veces al día.
En este momento, se calcula la dosis de insulina inicial, según la edad del niño, el desarrollo de la pubertad (ya que durante el periodo puberal se requiere una mayor dosis de insulina) y la estimación de necesidad de insulina, basada en los resultados analíticos, como la presencia de niveles elevados de glucosa en sangre con o sin cetoacidosis diabética.
Durante los primeros días después del debut se tomarán una serie de medidas que se deben mantener siempre para lograr mantener los valores de glucemia dentro del rango ideal el mayor tiempo posible y mantener una buena calidad de vida. Para ello se requiere:
- Realizar controles de glucemia antes, dos horas después de cada comida y a las tres de la madrugada.
- Administrar insulina varias veces al día (entre cuatro y seis veces).
- Mantener una alimentación saludable.
- Promover el ejercicio físico.
Las dosis de insulina se deben ajustar valorando toda esta información.
Inmediatamente después del diagnóstico de la diabetes, en general se requieren dosis altas de insulina, dado que el cuerpo ha estado sometido a niveles altos de glucosa por un periodo prolongado de tiempo y esto ha provocado un aumento de la resistencia a la insulina.
En una a dos semanas, se evidencia que los valores de glucosa que se mantenían dentro del rango de la normalidad empiezan a descender, presentando valores de glucemia al límite bajo o en hipoglucemia, con la misma dosis de insulina. En este momento, da la impresión de que la diabetes va a desaparecer, por ello se le llama fase de remisión o luna de miel, pero lamentablemente no es así.
¿Por qué se produce la luna de miel?
La disminución de las necesidades de insulina que se produce durante la luna de miel se debe a que las células beta del páncreas comienzan a secretar cierta cantidad de insulina en proporción al nivel de glucosa, por lo que se necesita disminuir las dosis de insulina que se inyectan de forma subcutánea, según los valores de glucosa que se obtengan.
Durante la fase de remisión o luna de miel es habitual mantener un buen control de la diabetes con valores de glucosa en sangre dentro de los objetivos, administrando poca dosis de insulina. Esto facilita el manejo de la diabetes y permite mantener un buen control.
La luna de miel suele durar entre tres a seis meses, en escasas ocasiones hasta un año o más y no ocurre en todas las personas. La luna de miel finaliza cuando se observa que los niveles de glucosa empiezan a subir de forma progresiva.
¿Se debe modificar la pauta de insulina durante la luna de miel?
Durante la luna de miel, si los niveles de glucosa se encuentran en el límite bajo, se debe disminuir la dosis de insulina que corresponda, intentando no omitirla por completo, ya que cualquier pequeña dosis de insulina contribuye a mantener en actividad a las células beta del páncreas, lo que aumenta la posibilidad de obtener una fase de remisión más prolongada.
Se recomienda mantener una dosis mínima de insulina que permita tener un adecuado control de glucemia, a menos que persistan episodios de hipoglucemia.
Al terminar la luna de miel es fundamental ir aumentando las dosis de insulina que se requieran a lo largo del día de acuerdo a los niveles de glucosa.
Ante cualquier duda sobre la pauta de insulina durante la luna de miel tras el debut, consulta con tu equipo de diabetes.
Foto: Christian Langballe en Unsplash
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