Vivir el debut en diabetes durante el confinamiento por la COVID-19
Con el confinamiento por la COVID-19, profesionales y pacientes se han enfrentado juntos a nuevos escenarios que hasta el momento se consideraban impensables. Este ha sido el caso de las familias que han vivido un debut en diabetes tipo 1. La Unidad de Diabetes del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona les ha acompañado en el proceso a través del Portal del paciente y mediante un seguimiento telefónico personalizado.
El debut, en confinamiento
Leire tenía 9 años cuando le diagnosticaron diabetes tipo 1. Era el 5 de marzo de 2020. Tras cuatro días ingresada en el Hospital Sant Joan de Déu, la familia regresó a casa con unas pautas a seguir y un plan de visitas programadas con la Unidad de Diabetes.
Pero en unos días llegó el confinamiento y las visitas presenciales pasaron a ser telefónicas. Para Miriam, madre de Leire, “que las visitas fueran telefónicas nos ha ayudado mucho para ir aprendiendo situaciones del futuro poco a poco, cada semana avanzábamos y nos sentíamos muy arropados con los profesionales, parecía que convivían el día a día con nosotros”. También se sintió muy acompañada la familia de Abril, su madre, Irene, considera muy valiosa la atención telemática y el apoyo de la educadora a través del Portal del paciente.
La hora de la llamada
Miriam se ha sentido muy acompañada gracias a las llamadas telefónicas de seguimiento: “nos poníamos los tres frente al móvil o el ordenador con el altavoz para así aprender juntos. Oír a nuestra educadora Carmen Yoldi, a quien no habíamos tenido el placer de conocer personalmente, era súper”.
Y aunque debutar en la distancia entraña algunas dificultades, el confinamiento también ha facilitado que el camino haya sido más sosegado y ha permitido asimilar la diabetes tipo 1 poco a poco y sin estrés.
Este ha sido el caso de Leire, federada en gimnasia artística con un promedio de entrenamiento de 9 horas semanales. El confinamiento ha ayudado a retomar el ejercicio poco a poco, en casa, y trabajando codo a codo con la educadora la trayectoria de la glucosa y las posibles hipoglucemias.
“Hemos avanzado y aprendido mucho modificando solos las dosis de insulina según sus necesidades. Un gran paso fue el sensor que durante el confinamiento nos lo suministraron en casa”.
La experiencia de Abril también ha sido positiva incluso con la puesta en marcha del sensor desde casa. Para su madre, contar con el seguimiento permanente de Irune Goicoechea, educadora del Hospital Sant Joan de Déu, les ha dado mucha seguridad. Y aunque el modelo de atención mixta es para Irene una buena opción de futuro, considera que la atención presencial es más necesaria durante los primeros meses.
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