Júlia y su pasión, el patinaje artístico
El deporte favorito de Júlia es el patinaje artístico. Los entrenos los lleva por la mano, pero las competiciones son muy estresantes: ella sola en la pista, tres jueces delante mirando todo lo que hace y una sala llena de público.
A pesar de eso siempre ha sabido controlar los nervios. Júlia sigue al pie de la letra lo que le marca su educadora en diabetes en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, Irune Goicoechea. También su familia está muy pendiente de los niveles de glucosa anteriores y posteriores a su ejercicio.
Júlia empezó a vivir el patinaje casi desde que nació porque su hermana, cuatro años mayor, ya patinaba. Estrenó sus primeros patines cuando cumplió los tres años, y a los cinco empezó a entrenar en su colegio, la Escuela Duran i Bas de Barcelona, donde el patinaje siempre ha sido el deporte estrella.
Júlia debutó en diabetes al mismo tiempo que empezaba el instituto y en las fechas en que se realizaban las pruebas eliminatorias de las competiciones. Así que, después de haber cosechado éxitos en las competiciones territoriales de patinaje artístico, tuvo que tomarse una pausa, que le sirvió para aprender a gestionar la diabetes y regular los horarios de las comidas. El curso siguiente volvió al ruedo y ese mismo año, en 2014, quedó la primera en el campeonato de patinaje artístico entre clubes de Dosrius.
El entrenador de Júlia se habituó rápidamente a su nueva situación. Él ya había entrenado a dos niños con diabetes y por costumbre lleva siempre azucarillos en su bolsa. Júlia y su hermana se ocuparon de contárselo a sus compañeros, que al principio la mimaron un poco, preguntándole a menudo si se encontraba bien, hasta que se habituaron y siguieron tratándola como siempre.
Para controlar su diabetes en los entrenos Júlia se inyecta menos insulina por la tarde. Según sus valores de glucosa en sangre, come una ración más o un Huesitos© antes de empezar y esa noche se pincha menos insulina. Además, lleva siempre encima una riñonera con el medidor, un zumo y unas galletas.
Sus amigos ya no se sorprenden cuando la ven pinchándose insulina, todos reaccionan con la máxima naturalidad. De hecho, solo se va al baño para inyectarse la insulina Lantus©, el resto del tiempo se la pone en público.
La madre de Júlia, María José Guerra, cree que “el patinaje artístico es un ejercicio muy completo físicamente, porque ejercita y fortalece todo el cuerpo, y mentalmente, porque ayuda al autocontrol ante situaciones complicadas”.
Júlia está decidida a seguir practicando patinaje artístico todo el tiempo que pueda. En un futuro podría trabajar como entrenadora, pero de momento disfruta entrenando, sin que eso sea un impedimento para sus estudios, ya que acabó 2º de ESO con excelente.
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