escuela
Rubén, maestro de Educación Primaria, nos cuenta cómo se ha sentido y qué ha hecho tras la incorporación al aula de un niño con diabetes tipo 1.
En la escuela de nuestra hija Queralt propusieron hacer un trabajo sobre la nieve, que comportaba pasar unos días esquiando sin la familia, sólo con sus compañeros de clase y el profesorado. En aquel momento, como padres de una niña con DM1, se nos cayó el mundo encima. El primer pensamiento fue: “Mejor que lo haga desde la escuela”.
El hecho que nuestra hija tenga diabetes ha supuesto un trato con maestros, profesores y monitores mucho más estrecho del que se tiene en situaciones habituales. La mayoría de las veces encontré detrás de estos profesionales a personas fantásticas que tuve la oportunidad de conocer mejor.
Otro gran reto, otro gran miedo. ¿Cómo sería pasar tantas horas fuera de casa? ¿Cómo sería estar con personas que no fuéramos nosotros, sus padres o abuelos? ¿Con personas que no saben de diabetes? ¿Cómo podré soportar no ser yo quien controle su diabetes a cada momento?